"El ángel me hablaba entre jazmines y en varios planos.
Me dijo algo; no entendí bien. "
Marosa di Giorgio
Me dijo algo; no entendí bien. "
Marosa di Giorgio
El niño chapoteaba con
los pies sobre las olas en el límite al que llegaban sobre la arena. Marchaba rápidamente,
como pisoteando el agua. De pronto salió corriendo hacia mí; yo miraba sentado el
mar. Se me puso de frente como si me conociera. Tenía sonrisa y una mirada inmensas.
Hablando con prisa me contó algo que no alcancé a entender, algo que tenía que
ver con descubrir el mar.
Recuerdo
el Valle del Mezquital quemado por el sol mientras anunciaban la llegada del hombre
a la luna. En otra ocasión, el mar apareciendo detrás de los cerros secos,
tomando el lugar del cielo. Miré una vez una sombra avanzar sobre un valle
hasta congelar al sol. Un par de
décadas. Y la estrella roja en Orión ha perdido brillo.
Antes
de que se extinga tengo que encontrar esas piezas de madera laqueada. Las dejé mientras
veía llover en el jardín pensando en brotes verdes y en el sol. Con ellas hacía
ciudades y puentes que tenían la misma forma que los momentos de lucidez. Después
alguien me escuchó contando, envenenado por el fuego, los caminos desde el mar hasta
las copas de los árboles más altos. Envenenado por el fuego, salía a empaparme
de la lluvia helada, sólo porque venía del cielo. Más tarde alguien supo de mí
y me dio a guardar algo, cosas que no miré bien. Las escondí mientras escuchaba
en otra parte: “¿Por qué no se aburren nunca de sus malditos volcanes y su
nieve, si nunca la van a tocar?”
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