Los árboles parecen haber estado siempre ahí. Nadie ha
visto crecer a un árbol. Hay árboles muertos, pero es raro verlos morir. La historia
de un árbol se cuenta solo cuando alguien comete alguna atrocidad con él.
Esta tarde eso no va a ocurrir. La gente que pasa
cuenta con los árboles como si fueran alguien más. Si pensaran que algún día no
estuvieron y algún día no estarán, voltearían a mirarlos con curiosidad.
En tardes como esta la gente no desvía su camino. Está como
plantada. No responderían a la pregunta: “¿Quién te puso ahí, con niño en mano,
intenciones y tiempo? Hay bastante misterio en estar cruzando una calle y no parecemos
saberlo.
Tarde sin origen. Hoy no me intriga que esos dos pinos sean
más jóvenes que los demás. Pero hay que tener mucho cuidado en tardes como esta. Miro
hacia abajo; la calle rota revela algo de su pasado. Miro al frente y ya no hay
tarde; se ha ido, como todas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario